Las Escuelas de Samba Machistas
Río de Janeiro, 28 ene (EFE).- Por Carlos A. Moreno
La cantante y compositora Karinah, que en los últimos años ha desempeñado funciones que eran exclusivas para hombres en el carnaval de Río de Janeiro, asegura que su intención es abrirle espacio a las mujeres en un territorio aún paternalista y machista como el de las escuelas de samba.
La cantante de 41 años fue pionera en el carnaval de 2022 como una de las intérpretes de samba en los desfiles de las escuelas Beija Flor y Estácio de Sá, y fue la única mujer entre decenas de compositores en el concurso que eligió la samba para el desfile de este año de Mangueira, la escuela más popular de Brasil.
La también productora y empresaria, que inició su carrera en 2012 con el disco ‘Você Merece Samba’ y se ha presentado en festivales europeos como el de Montreux (Suiza), desfilará en el carnaval que comienza en dos semanas como ‘musa’ de Mangueira y también como madrina del gigantesco proyecto social de la agrupación.
“Actuar como ‘puxadora de samba’ (el cantante que desfila al lado de la orquesta) fue una delicia pero también una gran responsabilidad. El propósito fue darles voz a las mujeres; llevar a las mujeres a este lugar del carnaval que aún es un territorio muy dominado por hombres y en el que es difícil posicionarse”, dijo en una entrevista a EFE.
Pese a que hay conocidas mujeres que han destacado como compositoras o directoras artísticas en las escuelas de samba, cuyo suntuoso desfile es considerado la mayor atracción del carnaval de Río, algunas funciones en la dirección y en la organización de las agrupaciones siguen siendo una exclusividad masculina.
“Existen mujeres maravillosas como compositoras pero casi no tenemos espacio. Recibí una invitación de Moacyr Luz (un famoso compositor) para ayudar en la creación de una samba para Mangueira que fue finalista en el concurso y fue un gran aprendizaje”, dijo.
La cantante aclaró que no se vinculó a la escuela inicialmente como artista sino como activista social, ya que le ofrecieron el cargo de madrina del Programa Social de Mangueira, que beneficia a miles de niños en la favela del mismo nombre.
“Eso muestra que las mujeres podemos estar donde queremos”, afirmó Karinah, que en su calidad de madrina ejerce un papel de mediadora con empresas interesadas en financiar el proyecto, entre ellas la de la familia de su marido, la brasileña WEB, una de las mayores fabricantes de motores y equipos eléctricos del mundo.
La cantante dice que el universo de las escuelas de samba “aún es un poco machista” y que por eso las mujeres tienen que aprender a posicionarse con inteligencia para abrirse espacios.
“Tenemos que cambiar esa historia. Brasil aún vive mucho en un mundo patriarcal en el que se considera que la mujer solo está en la escuela de samba o en un desfile para balancear su trasero. Necesitamos posicionarnos y chocar de frente con el machismo, que está tan fuera de moda”, agregó.
Karinah negó que la promoción de la mujer sensual en carnaval con pocos trajes sea menospreciarla. “Podemos hacer y estar donde queramos desde que se nos respete. Desfilar con los senos o el trasero a la vista es algo personal. Hoy no hay más limites para nada. Las mujeres pueden hacer lo que quieran”, dijo.
La cantante recordó que, como productora, lanzó en 2022 el disco ‘Karinah por elas’, que cuenta con la participación de 27 mujeres, para promover su ignorado trabajo en el mundo del samba. “Fue una iniciativa para darle voz a las mujeres y conseguimos colocar en el mercado con destaque a esas cantantes, compositoras y canciones”, afirmó.
Admitió que también sufre discriminación por tener una posición económica acomodada, como si ser rico en Brasil fuese un pecado, pero que ignora los comentarios porque su intención es aprovechar su condición para impulsar obras sociales.
“Mi familia y sus empresas tenemos un trabajo social. Vivimos en un país con una desigualdad social muy grande. No vamos a salvar el mundo pero hay que intentarlo. No podemos quedarnos de brazos cruzados esperando que las cosas mejoren”, concluyó.